¿Listo para olvidarte del papeleo?
Imagina que compras una casa… y resulta que no tiene escritura. ¡Sorpresa! No, no es el inicio de una peli de terror inmobiliario, aunque podría. Vamos a lo importante: ¿qué significa esto y por qué es un problemón?
En el mundo legal, las palabras se las lleva el viento. Si tu casa no está escriturada, básicamente no hay un documento oficial que diga que es tuya. Y eso, amigos, es como comprarte un coche sin papeles: sí, puedes usarlo, pero si pasa algo… a ver cómo lo demuestras.
¿Quieres venderla algún día? Mala suerte: nadie en su sano juicio te va a comprar una vivienda sin escritura. Y si la heredas… prepara palomitas, porque te espera un culebrón burocrático digno de Netflix.
Olvídate de hipotecas, de arreglar temas en el registro o incluso de hacer reformas con licencias oficiales. Para la administración, tu casa "no existe", y eso convierte cualquier trámite en una misión imposible.
Si descubres que una vivienda no tiene escritura, toca regularizar la situación. Se puede hacer, pero implica gestiones, papeleo y tiempo (y sí, dinero).